martes, 31 de julio de 2012

Cena Emma & Ian 1994


E:No lo hagas, Ian -dijo ella bruscamente-
I: ¿El qué?
E:Ponerte a actuar. No hace falta ¿Sabes?
 (...)
I: Perdona es que...
E: No si no eres solo tú; sois todos los hombres, que os pasáis todo el día haciendo el numerito. Anda que... ¡No sé lo que daría por alguien que sólo hablase y escuchase! (...) Es que no entiendo qué falta hace. Esto no es ninguna prueba.
I: Bueno, un poco sí ¿no?
E: Para mí no. No tiene por qué serlo.
I: Perdona.
E: Y no te disculpes todo el rato.
I: Ah. Vale.

(...)
Ian suspiró y apoyó la mejilla en el puño.
I: Yo creo que es porque cuando vas al cole, y no eres especialmente listo, guapo, simpático, o lo que sea, si un día dices algo y se ríen... Supongo que te aferras a eso, ¿no? Piensas: corro raro, tengo la cara grande y de tonto, los muslos gordos, y no le gusto a nadie, pero al menos puedo hacer reír a la gente. Y es una sensación tan agradable, hacer reír a alguien, que luego igual se crea un poco de dependencia. Parece que si no haces gracia ya no eres... nada.
David Nicholls~> One Day

martes, 24 de julio de 2012

Carpe Diem



“No te atrevas a matar el presente, porque dura muy poco. No lo dejes marcharse mientras piensas en el pasado que no puedes cambiar. Pero sobre todo, no lo ignores pensando en el futuro, date cuenta que el futuro depende del ahora; si el futuro te preocupa tanto, ocúpate del presente”

viernes, 13 de julio de 2012

Un hogar

Es ese sitio con techo y paredes que te resguarda en cada día del sol y de la lluvia. Es ese sillón desde donde en invierno sientes el calor de la chimenea y en verano, la brisa fresca que entra por la ventana.
Un hogar es esa escalera en la que siempre tropiezas con una sonrisa o esos pasillos donde los juguetes tienen vida propia. Pero un hogar es mucho más que un puñado de habitaciones, son los momentos que vives en ellas: cuando tu hijo tiene miedo y le ayudas a dormir leyéndole un cuento o cuando una niña que está sola en el mundo te dibuja como parte de su propia familia.

Y no hace falta tener lazos de sangre para crear un hogar. Cuando menos te lo esperas, todos estos momentos crean otros lazos, invisibles pero indestructibles, como cuidar con cariño los unos de los otros, ayudar a quien lo necesita sin pedir nada a cambio, o apoyarse siempre los unos en los otros, juntos, unidos como un equipo.
En los buenos momentos, y en los malos. Porque hasta en los peores momentos, esos lazos te dan fuerza para seguir adelante, para apretar los dientes y aguantar, para pensar que si sales de esta podrás volver al hogar.


A veces la vida nos deja fríos e intenta alejarnos de casa, pero si sigues pensando en los tuyos, mantener vivo el calor del hogar es aún posible. Tienes que mirar a los ojos del otro cuando tiene miedo para darle tranquilidad. Tienes que tragar saliva y pelear aunque te pase factura, porque ningún precio es muy elevado cuando consigues lo que más te importa en la vida. Tienes que esforzarte y salir adelante sin rendirte, aunque haya gente que no entienda tu lucha e intente a toda costa que no avances. 


Si haces todas estas cosas tu hogar siempre seguirá vivo. Porque un hogar no son sólo unos cuantos metros cuadrados ni unas bonitas vistas, ni los felpudos de bienvenida. Un hogar son los lazos invisibles que nos unen a nuestra gente, y eso aunque lo intenten, no lo puede destruir nadie.